Esta sección está dedicada a una parte importantísima y fundamental de nuestra dulzaina, “las cañas”, que son para la inmensa mayoría de dulzaineros uno de los problemas a los que enfrentarse cuando van hacer su trabajo.
Debido a las distintas situaciones que podemos encontrarnos, como los cambios de temperatura, distinta humedad, las diferentes estaciones del año, los lugares donde actuemos, bien sean en la calle, auditorios, iglesias, salones, etc, las cañas no se comportan de la misma manera, por eso es interesante tener varias y poder intercambiarlas según las necesidades de cada momento.
Uno de los errores más comunes es no cambiar de caña durante un largo periodo de tiempo, ya que la madera acaba por debilitarse, perdiendo ciertas propiedades y cualidades cuando estamos interpretando. Otro de los inconvenientes es que nuestra embocadura y columna de aire termina adaptándose a esa caña, y cuando llega la hora de cambiarla parece que las demás no funcionan correctamente hasta que llevas tiempo con ellas, intentando alargar aun más el estado de supervivencia de esa caña única y estupenda que has encontrado.
Cuando las cañas permanecen mucho tiempo sin usarse pierden bastante humedad, la madera se contrae, la entrada al tudel se reduce, por eso, un uno frecuente de ellas evitará que todo esto ocurra, manteniendo a las cañas en un estado óptimo para ser usadas en cualquier momento.
Bajo mi criterio, no es necesario tener un número elevado de cañas porque realmente no vas a usarlas todas, es mejor tener varias preparadas para cada situación que realices habitualmente, así estarán siempre en buenas condiciones.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA EL CUIDADO Y MANTENIMIENTO DE LAS CAÑAS
Moja la caña con muy poco agua. Si la humedeces demasiado en agua, la fibra que la forma pierde cohesión y se debilita muchísimo ya que nuestra caña no es como la de otros instrumentos que tienen muchísima menos dureza y tensión. Es mucho mejor que la humedezcas con saliva, ya que las sales minerales la protegerán y darán un brillo y textura excepcionales.
Lo primero que has de hacer cuando comiences a tocar, es manipular la caña y ponerla a tu gusto. No tengas miedo de cerrarla o abrirla si es necesario. Si vas a dar alguna nota grave y suena mucho aire antes del sonido, deberás cerrar la caña. Si por el contrario ves que no desahoga o te parte el sonido en alguna nota puede que esté cerrada para tú columna de aire o para la presión que ejerces en los labios, por tanto deberás abrir un poco. No esperes a que la caña se cierre sola, ya que el alambre que llevan está diseñado para que se cierre lo menos posible, y puede pasar un buen rato hasta que te empieces a encontrar cómodo, provocándote el cansancio innecesario antes de haber comenzado la actuación.
Limpia las cañas después de las actuaciones con los limpiadores específicos que existen y siempre en mojado.
No cierres la caña apretando el alambre en la parte central superior, ya que harás que la bóveda pierda el volumen, dejando plana la caña y por tanto deformando su estructura de vibración. Cierra apretando laterales o la punta.
Cuando necesites abrir la caña, utiliza los dedos apretando los laterales a modo de alicate y si tienes que usarlos, ten mucho cuidado con la presión que ejerces ya que podrías rajar o partir la caña por el centro . Nunca utilices los dientes, ya que harás unas muecas en la madera que muy posiblemente desplazen el alambre y acabe destensandose.
No dejes las cañas puestas en los tudeles. Sería mucho mejor que cada vez que las utilices las quites y las guardes en algún estuche o caja, así se secarán debidamente y no se harán de la forma del tudel, evitando que luego entren demasiado ya que normalmente se aprietan constantemente a la hora de tocar. Evita estar constantemente tocando la caña.
Cuando pongas la cañas en el tudel humedece la parte trasera, para que la madera se expanda y quedé fija en el tudel con un pequeño giro. Si la madera está seca la fibra está muy junta y cuando la metas en el tudel no se sujetará por lo que estarás constantemente apretándola y girandola provocando que se despale, es decir que las palas no estén correctamente alineadas.
Es interesante que dejes puestas las espigas de madera que llevan puestas cuando las recibes, ya que evitan que las cañas se cierren demasiado cuando no las utilizas o cuando llevas tiempo sin usarlas. Si la entrada al tudel se reduce, tendrás que abrirla con un escariadior y no dejar rebaba o fibra ninguna que afecte al paso del aire.